18.9.11

Duchamp y James

- ¿Quien es?
- Marcel Duchamp, tuvo una buena idea que otros se encargaron de desarrollar.
- ¿Cual?
- El ready-made.
- ¿Qué es?
- Son objetos cotidianos, utilizados en un contexto artístico.
- ¿Cualquier objeto vale?
- Sí.
- ¿Un balón de fútbol?
- Sí, Koons, que hizo las flores que te producían malestar, puso pelotas de baloncesto en un acuario medio lleno.
- Y un coche ¿se vale?
- También, Rauschernberg hizo uno, Armán los apilaba y Vostell tiene algunos con cemento, en Malpartida, mira.
- Entonces, a Duchamp fue al primero que se ocurrió coger cosas de la calle y ponerlas como si fueran arte...
- Eso es, un poco antes de la Primera Guerra Mundial tomó una rueda de bicicleta y la puso encima de un taburete, es esta, bueno en realidad no es la original, que se perdió.
- ¿Por qué?
- Su hermana Suzanne la tiró a la basura junto con otras cosas. Para ella era lo que veía, un estaribel, nada más.
- ¿No lo es?
- Sí, y también una idea que abre la puerta del arte a los demás objetos.
- Es buena idea, se pueden hacer muchas cosas así...
- Lo es.
- La rueda no me disgusta...¿hizo muchos ready-mades?
- Muy pocos. Uno de los más famosos es una pala de tierra apoyada en la pared y un urinario firmado.
- ¿Pintaba?
- En 1917, cuando tenía treinta años, lo dejó. Este cuadro es especialmente bueno, representa el movimiento de un desnudo bajando una escalera. Se fijó en las fotografías estroboscópicas, que son aquellas tiras de fotos que parecen iguales paro cambian un poco de una a la siguiente, como secuencias de fotogramas...
- Ahh, se apelotona todo.
- Eso es lo que ha ocurrido, sin embargo, está muy bien resuelto.
- Entonces, sino pintaba ni inventaba ready-mades, ¿qué hacía?
- Jugaba al ajedrez.
- ¿Todo el rato?
- Casi todo. Llegó a jugar con los mejores ajedrecistas profesionales del mundo y aunque no los ganaba, a veces conseguía tablas. Fue de los mejores franceses de su época, estuvo en el equipo nacional. Le apasionaba.
- ¿Más que el arte?
- Eso parece.
- Pero es un juego.
- Él lo consideraba una obra maestra con infinitud de posibilidades, cambiante y abierta.
- No entiendo.
- Duchamp iba contra lo que llamaba, el arte retiniano, es decir, las obras que entran por los ojos y quedan allí, en la retina.
- ¿En contra?
- Reivindicaba el arte que llegaba al entendimiento, el que nos obliga a activar otras rutas en el pensamiento. Es un esfuerzo que no todas las personas están dispuestas a realizar.
- ¿Por qué?
- Porque están satisfechas con su cómoda forma de razonar y no hacen el esfuerzo ante lo diferente.
- Es que los ready-mades son muy feos.
- Es cierto, si no entran por los ojos, mal vas a pasar un rato con ellos, resulta mejor pensarlos que contemplarlos...
- Me gusta más la señora que esperaba de Kienholz o la cabra de Rauschenberg.
- Son artistas posteriores, introdujeron cosas preexistentes para componer obras más elaboradas que las de Marcel Duchamp. Sus piezas son composiciones completas mientras que las del francés, son apenas dos o tres notas musicales. Un día, envió un libro de geometría a Suzanne y le dijo que lo pusiera en la ventana colgado de un cordel, para que la geometría euclidiana se airease.
- ¿Para qué?
- Por aquella época estaba en plena ebullición la teoría de la relatividad. Poner un libro de geometría euclidiana a merced del aire, significa un mejor entendimiento de la realidad. Las reglas son útiles pero no lo lo único.
- Me he perdido.
- Duchamp envió una nota a Suzanne donde decía que era recomendable situarlo en la ventana para que el viento pasase sus hojas y así aprendiese tres o cuatro cosas sobre la vida..
- A lo mejor..
- ¿Qué?
- Que también estaba pensando en el ajedrez.
- Sí, podría a haber colocado un libro de reglas de ajedrez, es necesario conocer las reglas pero durante la partida, no lo son todo.
- No sé...
- Verás, un fondo sin violines puede estar bien hecho, pero uno con violines, como la pared blanca bajo la cofia de la mujer que hacía torrijas o los de Rembrandt, además de entrar por los ojos, poseen el viento que movía las hojas del libro de geometría colgado en la ventana.
- Ya entiendo, pero no me gustan sus ready-mades, tendrán viento pero son feos y eso también es importante..¿no?
- Para él, no mucho, pero en mi opinión, cumplir ciertas reglas artísticas no resta belleza, ni profundidad a una obra.
- Claro. A mi me gustan los vasos roemer porque llevan paisajes dentro...
- Son extraordinarios, no obstante, su idea, abrió muchas posibilidades.

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