30.6.11

Jeff Koons y James

- Parece una estrella de Hollywood.
- Es algo parecido.
- ¿No es pintor?
- En realidad no, se le considera una estrella del arte.
- ¿Por qué?
- Porque todo lo que hace genera un gran revuelo alrededor, se transmite por los medios de comunicación como la pólvora.
- Igual que aquel del tiburón y la calavera de diamantes..
- Sí, tiene similitudes con Damien Hirst en cuanto a su sistema de promoción y producción, ninguno de los dos trabaja fisicamente en la realización de las piezas, tienen la idea y supervisan el trabajo.
- A mí me gusta pensar que las manos de Rembrandt trabajaban los fondos hasta que empezaban a sonar los violines..
- Koons tiene un equipo de personas que colabora con él, como una pequeña fábrica, de hecho firma las obras como Jeff Koons Productions.
- Mira, ¿qué te parece?
- Es un caballo-balancín de flores...
- Sí, lleva un sistema interior de riego y abono que hace que la pieza esté siempre viva.
- Seguro que la plaza huele muy bien.
- Es un gran recibimiento, aquí hay más flores.
- Ummm...
- ¿Qué?
- No puedo mirarlas de seguido se me bajan los ojos y me da como un malestar.
- Es normal, son avasalladoras.
- ¿Y por qué están aquí?
- Están sacadas de contexto, así se potencian sus propiedades.
- ¿Sólo con cambiarlas de sitio?
- Claro, si las vieras en una tienda de baratijas no te fijarías en ellas o las olvidarías en un segundo.
- Ya, pero no merecen más atención...
- Son una fantasía vulgar que forma parte del gusto de miles de personas y aquí están.
- ¿Para qué?
- Tienen una intencionalidad crítica. No hay que mirarlas con gravedad sino las detestaríamos por su apariencia y nos perderíamos el jugo.
- Pero, es que este jarrón me enfada.
- Es sólo un objeto de mal gusto que pretende perturbar con un toque de humor a las personas que saben de arte, si las ves con frugalidad resultan un juego un tanto malévolo...
- Los que no saben, ¿no se molestan?
- No se molestan demasiado y los más sagaces, las asumen con una pequeña mueca.
- Pero es que me acuerdo de los narcisos de Latour...

Helene sonríe, revuelve la coronilla de James y le emplaza a ver una de las esculturas más contundentes de Jeff Koons.

- Vamos a ver aquella pieza.
- Vale.
- El niño de atrás no es un angel..
- No.
- No lo entiendo ni aunque me quede un rato delante...
- A veces, una simple descripción de lo que vemos nos descubre parte de su significado; Tenemos una gorrina blanca engalanada con un lazo de raso que es empujada por angelillos rubios de ojos azules, finalmente un niño vestido con calzado y ropas actuales, también colabora en el avance del cuadrúpedo. La obra se titula el advenimiento de la banalidad.
- Quiere decir que la banalidad es una gorrina...
- Puede.
- ¿Y qué como los ángeles son eternos existe desde siempre? ¿y ahora mismo también?
- Puede.. Si no fuera por las personas que alientan a avanzar al bicho seguro que se quedaría quieto. Esta obra se expuso en el palacio de Versalles, uno de los lugares más suntuosos del mundo.
- Parece que está muy bien hecha.
- Sus obras son impecables técnicamente. Además es un artista coherente en cuanto a las ideas. Trabajó por series que orbitaban alrededor de una idea principal; Una iba sobre la banalidad, otra sobre el lujo y la degradación, sobre el ascenso social...
- Mira mamá es un balón de baloncesto de bronce.
- Si, si fuese de goma la pieza no sería redonda.
- ¿Por qué?
- Sus objetos vulgares funcionan como críticas. A veces les otorga una materialización noble, dando una vuelta de tuerca más a su significado, como ocurre con el balon de bronce.
- Sigo sin entender.
- Verás, el deporte es una de las excasas vías para evolucionar socialmente que tienen las clases deprimidas, así que un balón de baloncesto puesto en este contexto asume esta idea crítica y si además lo hacemos de un material noble, duradero, estaremos adhiriendo la idea a un objeto permanente..
- Ahh... es un emblema, como la calabera de diamantes que significa lo mismo para toda la gente....
- Eso es.
- ¿La belleza es buena?
- Sí.
- Es muy raro que un conejo inflable sea arte mamá..
- Puede que no lo sea.
- ¿Entonces en que quedamos?
- En que Koons haría cualquier cosa por llamar a atención del público, de hecho su producción se lanza como una gran campaña publicitaria...pero el espectador avezado es el que termina por decidir.
- Son ideas retorcidas, no me gustan.
- ¡James!
- No puedo pedalear como en la avenida Milderhamis, ni refrescarme en los carrillos de Carmencita, ni acariciar el gato de Kienholz, ni acompañar al niño del sembrado Kiefer...no se puede jugar con la gorrina y el balón metálico..
- Aún así, no conviene obviarlas.
- Ummm...

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