13.11.11

Bansky y James

Como es sabido, mil veces más pequeña que un punto y aparte es la perla que sita en el pecho de James. En tal somontano de nácar mora su pasajero. Ante él se abre un extraordinario valle tendido. Por sus ventanales recibe Mu al mundo, cobijando sus segundos mágicos en las flores de las lomas, plantas capaces de llevar a cabo nanométricas gestas.

Si bien es cierto que habían pasado largos meses desde que James Mala se varó ante los narcisos de Fantin-Latour, no lo es menos que hoy, en el camino de regreso del niño a casa, al pasar corriendo al lado de una docena de álamos tiernos, se reactivaron las flores del francés, y esa misma noche, Mu colocó el jarrón con las blancas flores de Latour sobre el alfeizar, a merced de las privilegiadas vistas y vientos de su ventana. Las rachas nocturnas entre cumbre y piedemonte, se impregnaron de olor a flor, inundando las oquedades de nuestro yaciente infante. Durante el sueño, tales corrientes llegaron a sus ojos. Esponjaron y desesponjaron conos y bastoncillos a su paso. Alcanzaron sus pupilas, y estallaron a la intemperie cual pompas lentas. Los cirros de perfume más débiles de las flores de Latour, aleteando sobre la superficie de sus párpados, eran absorbidos rítmicamente con la respiración del muchacho. Las aromáticas nubes mezcladas con oxígeno fresco, retornaban y ventilaban la carcasa de los sueños. Así, cada inspiración y expiración era una brisa que corría sobre sus nácares y luego, al llegar al jarrón, era arrullo en los narcisos. 
Con el día, estos microscópicos hechos, desencadenaron la escueta conversación entre nuestro pequeño protagonista y Helene.


- Hoy he dormido muy bien.
- ¿Qué has soñado?
- No sé. ¿Qué cuadros vamos a ver?
- Ninguno, solo pasear.
- Vale.
- Mamá, ¿qué hace ahí esa niña?
- Es una obra de un artista del Graffiti, Bansky.
- Pero es diferente a los graffitis que hemos visto de Basquiat..
- Utiliza la técnica del estarcido, usa aerosoles y planchas.
- Tiene mala suerte ¿verdad?
- Sí.
- Su cúpula de cielo no protege como la de Kiefer.
- Eso es.
- ¿Por qué?
- A veces resulta imposible llegar a explicar preguntas así de simples y caemos en el error de dejar de hacérnoslas.. Tenemos una niña que representa la inocencia con una protección que no sólo es inoperante sino que le hace mal. El paraguas puede tomarse por su entorno, las personas, las posibilidades que la rodean...
- Tiene un vestido bonito y los ojos buenos, como Carmencita, aunque esté debajo de la tormenta.
- Esta es una idea parecida, plasmada de un modo más claro.
- Su cúpula tampoco protege..
- Con una de las ocho letras del premonitorio tejado se ha hecho un globo...parece ser todo.
- ¿Y esta?
- Se titula la rata de Alcatraz. Fue una prisión de máxima seguridad, rodeada de agua, de la que se dice que nadie escapó, aunque..
- ¿Aunque qué?
- Se produjeron fugas, pero los responsables del centro penitenciario consideraron que los huidos no habrían sido capaces de llegar a tierra firme a nado.
- Entonces quiere decir que aunque la cúpula de uno no proteja, se puede escapar con un globo..
- Existe esa posibilidad.
- La niña del paraguas debería llevar un globo en la otra mano, y si no lo ha dibujado...
- Siempre hay globo rojo, aún mientras duermes. Aunque a veces, a Bansky le borren los graffitis.
- ¿Por qué si son bonitos?
- A algunas personas no se lo parecen, los ven como un vandalismo que ensucia las ciudades. Otras veces se los tachan entre ellos por rencillas.
- ¿Qué rencillas?
- Cosas suyas, unos piensan que no tiene nada que ver con el mercado del arte. Que es el medio de expresión de la lucha callejera contra lo establecido. Y otros como Bansky, participando de las ideas, no se abstienen de ganar dinero con sus obras.
- ¿Le pagan?
- Si, aunque nadie lo conozca, sus obras están excelentemente pagadas.
- ¿Por qué no lo conocen?
- Puede que simplemente proteja así su intimidad, o que siendo amigo de Hirst y otros, se trate de una estrategia comercial.

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