4.6.11

Baselitz y James

- ¿A que están al revés a posta?
- Sí.
- ...y mal pintado de propósito...
- También.
- Pues no me gusta aunque esté hecho adrede.
- ¿No te gusta nada?
- Bueno, las ruedas de las bicicletas si, lo demás no.
- Los colores están compensados..
- Ya.
- Lo cierto es que no es para gustar.
- A ¿no?
- No.
- ¿Entonces?
- Entonces qué..
- Que no es una obra de arte.
- Si lo es.
- Pero si es feo.
- ¿Recuerdas las flores y las uvas de Latour? aquellos pétalos con su finura aún fresca y el olor a clorofila en el vaso de narcisos, las anémonas..
- Claro que sí.
- ¿Y las peras de Chardín?
- También, olían.
- ¿Y el perrín que acompañaba al niño Felipe próspero?
- Si, se podía tocar el aire alrededor.
- ¿Y los ojos de la señora Bass?
- Claro, son inolvidables ¿donde quieres ir a parar mamá?
- Todas estas pinturas además de representar objetos personas y animales llevan implícitas unas ideas. Los ojos de la señora Bass llevan dentro la historia de su vida, el perrito faldero acompaña a un niño al que va a sobrevivir y los pétalos de Latour muestran la mesurada pasión de vivir. Pues bien, aquí la obra nos dice que hay otras formas de mirar.
- ¿Al revés?
- No digo que sea la forma adecuada de entender las cosas, pero es otra más, aunque marginal, y sirve por ejemplo para que hablemos sobre dos seres pedalean con las ruedes hacia el cielo, o para atacar lo establecido.
- Pues no me gusta mamá.
- A mi tampoco, pero lo valoro.
- ¿No te gusta?
- No.
- Pues vamos a ver otro.
- Espera, que no nos guste, no es motivo para irnos.
- Ah.. ¿no?
- No.
- Baselitz pintaba muy bien, como Mondrian o Richter. A la mayoría de las personas, incluso a Baselitz, le gustan las cosas al derechas. Él da la vuelta a sus obras y las firma boca abajo.
- A lo mejor es buena idea, no sé...
- Mira este, se llama el comedor de naranjas.
- Es que no puedo jugar con estos cuadros.
- ¿Por qué?
- No tienen casi dulzor.
- Y ¿es importante?
- Claro, sin dulzura no se puede entrar mamá.

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