31.10.11

Los Cartones y James Mala

- ¿Vamos a ver a Goya cuando era joven?
- Eso es.
- ¿Y es muy diferente a cuando pintó las Pinturas Negras?
- En parte sí. Mira.
- Me gusta más el perrito con la sombra que parece una marioneta que vive dentro de Goya, detrás de la loma.
- Aunque los colores y la manera de pintar sea diferente, muchas ideas brotan en los cartones.
- ¿El hombre de rojo es muy feo, parece un chimpancé?
- Está algo caricaturizado...
- ¿A posta?
- Sí. Los cartones servían de guía para realizar la obra final, en tapiz, que terminaba decorando las paredes de las estancias reales. Se titula “La boda”.
- No me gusta. El hombre del sombrero como un triángulo negro me da repeluzno.
- Recuerdas un grabado de los Caprichos que se titulaba ¡Qué sacrificio!
- Sí, era una chica joven que se tenía que casar con un viejo con chepa, pobre.
- Pues el tema ya aparece en este cartón, un matrimonio de conveniencia, sin amor. El hombre de la casaca oliva es el padre de la novia que ha consentido el matrimonio de su hija con el adinerado pretendiente, vestido de rojo, en el centro de la composición. Las amigas de la novia, la miran con gesto complaciente, y los hombres jóvenes cuchichean al fondo, seguramente alguno fuera el novio verdadero de la misma. Todos, gracias a una lógica raquítica aceptan el trato. Ella adquiere posición y ciertas libertades que como soltera no tenía. Por eso ríen algunas de sus amigas..
- No entiendo.
- Ya entenderás..
- ¡Jo!
- El padre de la novia consigue status y dinero de la dote. El novio una bella chica que no lo quiere. El cura dinero por oficiar la boda..
- Todos pierden y ganan...
- Según Goya, se traicionan, por eso los pintó en un socavón.
- ¿Y el hombre viejo del sombrero triangular?
- Es el único personaje que no se deja llevar por la comitiva, está posicionado frontalmente, con la cabeza algo baja y el rictus duro. Siente vergüenza y rabia aunque a nadie le importa.
- El niño del otro lado con los brazos levantados también está de frente.
- Sí, entre el muchacho y el viejo sucede el cortejo nupcial animado por la embriagadora música del flautista. Ni el niño, ni el viejo, formana parte del contubernio.
- Vaya castaña..
- ¡James!
- ¿Qué es contubernio?
- Quiere decir que ninguno de los dos está en el ajo.
- ¡Esta gente no me gusta!
- Ya te dije que los personajes de los cartones, en general no son de fiar.
- ¿Pintó muchos?
- Sí, con ellos se ganó la vida durante años. Hasta que le dio el saturnismo y renunció a pintarlos, era un buen trabajo aunque menor, ya poseía fama y encargos de la nobleza.
- Podemos ver un retrato de un noble, seguro que es más agradable..
- Claro, este es Manuel Osorio Manrrique de Zúñiga.
- Es gracioso aunque hay algo que no sé...
- Sabes lo que hay que hacer...
- Esperar y describir.
- Muy bien, yo voy a ver otro cartón de los que no te gustan.
- Vale.
James se siente poderoso, como un abusón, pues le dobla la edad al bueno de Manuel. Observa los ojos de los tres felinos clavados en la urraca, la advierte atada a un fino cordel asido sin energía por el pequeño. Se convence de que si los agazapados cuadrúpedos atacasen, el pequeño Osorio no podría defender a su extraña mascota, la desplumarían en un tris. Subiendo la mirada se da cuenta de que tiene los ojos de mantequilla y se argumenta que tiene el gesto serio porque le van a arrebatar su ave, aunque tampoco hace nada por desatarla. Es pequeño, pueril, se dice recordando las palabras Fa. Por lo menos los pajaritos de la jaula están más seguros. Creo que no es la primera urraca que se comen los felinos. El más claro tiene la misma postura que el gato sigiloso del pintor que dibujaba como los niños, tenía patitas pequeñas y una línea blanca que le hacía la forma de la cara.
- ¿Qué te parece James?
- Que es un llorica y los gatos del fondo se van a zampar a la urraca.
- ¿Por qué lo piensas?
- Porque tiene los ojos de mantequilla.
- ¿Vemos el último cartón?
- Si no hay más remedio..
- Se titula "la gallina ciega", era un juego popular.
- Ya lo he visto, qué rollo...
- Eran nobles vestidos de manolos.
- ¿Para qué?
- Les parecía gracioso disfrazarse y participar a su manera de los juegos del pueblo llano.
- ¿Al que daban con el cucharón se la quedaba?
- Sí. ¿Uno más?
- Es que no me gustan los colores, ni la gente de esos cartones, ni lo que hacen, me gusta el perrito y cuando pintaba sus cosas. Las de fuera son malas.
- Bueno, pues vamos a ver una pintura al óleo poco conocida, "Cómicos ambulantes".
- Son de verdad mamá.
- Aunque se dediquen a representar, son auténticos.
- Los de los cartones, son cartones.
- Lo son.
- ¿Qué es Aleg men?
- Quiere decirnos que se trata de una alegoría de Menandro, un comediógrafo griego de hace siglos.
- ¿Qué es una alegoría?
- Es lo que hemos visto en algunos cuadros de Goya, las figuras no son retratos sin más, representan ideas. El niño de los brazos alzados la inocencia, la urraca la indefensión...
- No lo entiendo muy bien...
- ¿Te acuerdas de la calavera con diamantes de Hirst?
- Sí...
- Es la representación de una idea.
- Representa presumir ¿a que sí?
- Eso es, la vanidad.
- Entiendo.
- Al final de su vida hizo un grabado-resumen, creo que habría de tenerse en cuenta siempre, como los otros dos que te dije..
- El de Goya soñando y el abuelo con muletas que caminaba...
- Muy bien, pues este es tan importante como aquellos.
- ¿Por qué?
- Resulta chocante ver un viejo en un columpio, pero con los años no menguan las ganas de columpiarse, apetece notar el aire del balanceo un buen rato entre los pies desnudos...
- Fuera había columpios, si quieres puedes montar conmigo mamá.
- Gracias James.
- Pero ¿por qué es importante?
- Goya pensaba que no se podían imaginar mundos ni seguir aprendiendo sin el balanceo del columpio.
- Es como si volviera a ser un niño mientras monta ¿verdad?
- Verdad, por eso sonrríe.
- Goya era listo mamá.

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